viernes, 21 de diciembre de 2012
Mezonfrida
Róza tenía un palacete con vista al único parque del centro de Budapest. Sus muebles los hacía y diseñaba la misma empresa que hacía los muebles del Parlamento, pero el Parlamento tenía que esperar que la manufactura termine primero los muebles de Róza. La enseñaba el conde Apponyi que representaba más tarde Hungría en las negociaciones de paz de 1919 y que tenía la barba más impresionante del Imperio. Entre sus amigos y clientes figuraban miembros de la crema y nata de la sociedad húngara, pero ella tenía también buena relación con algunos miembros de la familia real inglesa. Róza Pilisy era una de las mujeres más ricas del Budapest en los principios del siglo 20. Varios escritores húngaros escribían de ella.
Cuándo falleció en 1931 Dezső Kosztolányi y Gyula Krúdy escribían su necrólogo.
Ella tenía el burdel más caro y más elegante de Budapest.
Róza nació en un pueblo pequeño de la Gran Llanura húngara. Sus padres eran eslovacos. Ella se fue pronto a vivir a Budapest donde primero trabajaba de criada y luego fue una de la numerosas prostitutas de la ciudad.
En 1885 había un burdel por mil habitantes en Budapest (uno por quinientos varones) y una prostituta por 8 hombres. (De prostitutas masculinos no hay noticias.)
La revolución de 1848-48 no solamente creaba las bases de la transformación burguesa en Hungría y no solamente aprobó la ley electoral más liberal de Europa, sino también liberalizó la prostitución en el país. Los legisladores esto lo hacían por intereses patrióticos. Los soldados del glorioso ejército húngaro atraían a las prostitutas. Las prostitutas podían ser sifilíticas. Soldados sifilíticos luchaban peor o morían no luchando por la patria, así los legisladores liberalizaron la prostitución pero exigían control médica y cobraban impuestos de las chicas.
Los austríacos después de su victoria aceptaban estas leyes y el lugarteniente de Hungría opinaba que hombres satisfechos no hacen revolución (es un ejemplo temprano de la frase famosa make love, not war), así permitían todo tipo de prostitución en Budapest a condición de que las prostitutas estaban bajo control médica y pagaban por sus permisos de trabajo. La regulación de Budapest fueron extendidos a todo el Reino Húngaro.
El capitán general de la policía de Budapest personalmente revisaba todas las instancias (y ejercía de control de calidad en algunos casos). Él fue responsable por los burdeles. El sistema era extremamente corrupto. Lo era incluso para los criterios de la monarquía.
Los primeros burdeles los abrían en naves industriales y las habitaciones estaban separadas por tabiques de madera.
Róza fue la que introducía la idea del salón en los burdeles húngaros. El centro de su burdel era un salón elegante, donde los clientes podían charlar, tomar una copa, escuchar música, comer algo.
El salón ocupaba la mayoría de la primera planta del burdel. En burdeles menos lujosos eran menos elegantes.
Róza no tenía dinero para construir y amueblar su burdel cuyo edificio hasta hoy esta de pie. Ella nombró su burdel Maison Frida que los húngaros simplemente llamaron Mezonfrida. El sitio era tan popular que durante unas décadas en el argot de Budapest los burdeles más caros los llamaban “mezonfrida”.
Róza fundaba una sociedad limitada donde los accionistas podían cobrar en dinero o en servicios. Ella también ofrecía a sus mejores clientes postales con fotos eróticas.
Con la caída de la Monarquía desaparecía la libertad sexual y los burdeles cerraban sus salones y ofrecían solamente habitaciones. Mezonfrida fue transformado en un burdel de este tipo. Hoy en día funciona como residencia de actores jovenes.
Las fotos fueron hechas por D.
Ubicación:
Gubacsipuszta, Budapest, Hungary
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