jueves, 21 de julio de 2016
El Barrio Wekerle
El Barrio Wekerle es uno de los rincones interesantes de Budapest. Es un sitio único en la capital húngara, pero la historia del barrio sigue la historia tumultuosa de la capital húngara.
El barrio es el fruto de la industrialización de la capital húngara. La ciudad cuyos predecesores en mediados del siglo 19 a penas tenía cien mil habitantes en 1900 ya era una metrópolis de más de un millón de habitantes.
El flujo contínuo del capital y de la mano de obra barata favorecía al desarrollo industrial, pero resultaba condiciones de vivienda precarias. Buena parte de la clase obrera vivía entre condiciones miserables.
El gobierno húngaro quiso resolver la situación y construía el "barrio obrero ideal" entre 1908 y 1914.
Sándor Wekerle, el primer primer ministro del país de orígen burgués (es decir no noble) iniciaba la construcción del barrio.
Arquitectos, urbanistas diseñaban el barrio esperando crear un espacio donde los obreros podían descansar, educarse y vivir descentemente y podían estar bajo el control del gobierno.
El barrio ha sido diseñado siguiedo los principios del movimiento ciudad jardín, donde los habitantes podían tener una vida saludable.
El barrio ha sido construido justo fuera de las fronteras de Budapest de la época. El fin de esta hecho por un lado era el precio más bajo del terreno y por otro lado el gobierno quiso reducir el número de los mimembros de la clase obrera dentro de la capital.
La límite de oeste del barrio justo por esto se llama Határ út, avenida de la Frontera.
El centro del barrio es la plaza Kós Károly. Kós era uno de los arquitectos principales de la plaza mayor de Wekerle.
De la plaza central que tenía una serie de comercios salen las ocho calles principales del barrio que están unidas por una serie de calles circulares. Las calles principales y la plaza mayor tienen edificios de dos plantas, mientras el resto del barrio cuenta con edificaciones de una sola planta.
La salida de las calles principales esta marcada por unas puertas simbólicas.
El barrio tenía varias escuelas públicas, estación de policía, hotel, restaurantes y se construía también una serie de iglesias también. El número de bares estaba limitado.
Cada vivienda disponía de cuatro frutales: el concepto era que los habitantes del barrio pueden vender el excedente. Las calles tenían plantaciones de grosellas. (En el año 1917 la cosecha era tan buena que el ingresos cuatro veces superaban el alquiler anual.)
Las arboledas y las calles de pueblo iban a ser partes de un barrio obrero, pero el barrio pronto se convirtió en un barrio de oficiales de las fábricas y los alquileres llegaron a ser prihibitivos para un obrero normal.
El barrio ha sido construido siguiendo unas tradiciones de la aquitectura popular húngara mezcladas con el modernismo.
Wekerle llegó a ser parte del barrio Kispest y con la unificación de la capital en 1947 llegó a ser parte del distrito 19 de Budapest.
En esta época las viviendas mayores del barrio han sido subdivididas.
Después de la caída del comunismo Wekerle llegó a ser una zona de moda dentro de Pest, aunque el tamaño de las viviendas es bastante pequeña.
La plaza central y el parque en medio ha sido rehabilitado recientemente.
Hoy en día Wekerle es un barrio agradable y único da la capital húngara. Es un sitio ideal para un paseo largo. La líne 3 (azúl) de metro tiene la parada Határ út al lado del barrio. El restaurante recientemente se ha cerrado, pero la pastelería de la plaza Kós está abierta y sirve pasteles baratos y buenos en un medio sencillo que tiene unas memorabilias del pasado histórico del barrio.
sábado, 16 de julio de 2016
Una comida tradicional húngara - el lángos
El lángos son una sustancia dudosa que se parecen a los churros pero son salados - definía una de las comidas más típicas de Hungría un amigo español.
“Esto se parece al navajo “fry bread”! decía un americano.
Lo importente es que el lángos es uno de los platos más típicos de la cocina húngara. Es típico desde el punto de vista de que esta bien conocido (y consumido) en Hungría, pero no es un plato que los húngaros preparen en casa: hacer un lángos exige freir mucho en aceite, ya que el lángos es la mezcla de harina, levadura fresca, leche, azúcar y sal frito en aceite.
El lángos tradicional había sido algo distinto. Cuando cada uno preparaba su pan en casa, a la hora de meter el pan al horno se separaba un trozo y se lo metía un rato para el fuego. En húngaro láng significa llama, pues el lángos significa un plato preparado en las llamas. Cuando el pan casero seguía el desarrollo del pájaro dodo terminaba la edad de oro del lángos casero y se empezaban a ofrecerlo en establecimientos baratos y en vez de fuego se utilizaba aceite o manteca de cerdo.
Tampoco es un plato que se pida en restaurantes. Yo personalmente conozco dos restaurantes que lo sirvan y ellos lo hacen para grupos de turistas que iban a ver sus espectáculos ecuestres. El lángos es lo que comería un obrero de construcción antes de empezar una jornada dura, o un campesino o un turista pateando una ciudad. De hecho el lángos se come más bien para desayunar: en toda Centroeuropa el desayuno es fuerte. Uno toma un lángos a las seis de la mañana, se hace una jornada dura de ocho horas y uno sigue saturado de comida. Así el lángos tradicionalmente es un plato de la madrugada.
El lángos se come en chiringuitos dedicados a este único plato y estos establecimientos minúsculos, generamente sin mesas para sentarse están en estaciones de trenes, mercados, terminales viejas de autobús o en caravanas transformadas en puestos móviles de lángos. Muchos de estos establecimientos están abiertos de 5 a 8-9 o las caravanas siguen el flujo de personas y vuelven a abrir de 9 a 11-12.
Aunque estás caravanas sean los antecedentes de la moda contemporánea de los foodtrucks, el lángos originalmente no había sido el plato de banqueros o de gente de oficinas. Primero el lángos está untado por una salsa hecha de ajo y de aceite y esta combinación nunca había sido popular en una oficina salvo quizás el consultorio van Helsing, enemigo nato de los vampiros. Segundo, el lángos tradicional tiene queso y un producto lácteo parecido al kefir encima que se llama tejföl. Y a veces tiene también ketchup. Esta combinación hace casi imposible de comerlo decentemente, sin manchas de aceite mezclado con ketchup. Pues, una traje Armani pocas veces se mezcla con aceite y ajo.
La revolución gastronómica ha alcanzado también el lángos. Más sano no ha llegado a ser, hay que tener una fantasía muy pervertida para decir que tanto aceite frito sea sano, pero por lo menos se ha creado una solución para el consumo del lángos que hace posible comerlo sin que uno parezca que haya sido criado por lobos. El lángos se dobla. Antes de doblarlo se llena con las combinaciones tradicionales: ajo, queso, tejföl, ketchup y ajo. Y ajo. O combinaciones modernas, como queso ahumado, jamón o algún plato de col. Este tipo de lángos es un paso enorme, ha dejado de ser un plato de la edad de piedra y ya se come con cuchillo y tenedor.
A pesar de estos cambios el lángos sigue siendo un plato de obreros, excursionistas y sería también ideal para turistas, pero normalmente el turismo tradicional no mueve por las mismas horas y sitios que los jornaleros. Los mejores y más baratos lángos se encuentran en estaciones ferroviarias venidas a menos o en centros intermodales o mercados. Esto puedes ser la “salvación” de los turistas que quieran probar el lángos: los mercados de Budapest ofrecen una posibilidad excelente para este tipo de aventura gastronómica, incluidas unos lavabos (de pago) limpios. Comer lángos es cuestión de gusto. A nosotros húngaros nos encanta comerlo con la salsa de ajo y queso. Sano no lo es, pero es bueno y a lo mejor nos protege de los vampiros.
“Esto se parece al navajo “fry bread”! decía un americano.
Lo importente es que el lángos es uno de los platos más típicos de la cocina húngara. Es típico desde el punto de vista de que esta bien conocido (y consumido) en Hungría, pero no es un plato que los húngaros preparen en casa: hacer un lángos exige freir mucho en aceite, ya que el lángos es la mezcla de harina, levadura fresca, leche, azúcar y sal frito en aceite.
El lángos tradicional había sido algo distinto. Cuando cada uno preparaba su pan en casa, a la hora de meter el pan al horno se separaba un trozo y se lo metía un rato para el fuego. En húngaro láng significa llama, pues el lángos significa un plato preparado en las llamas. Cuando el pan casero seguía el desarrollo del pájaro dodo terminaba la edad de oro del lángos casero y se empezaban a ofrecerlo en establecimientos baratos y en vez de fuego se utilizaba aceite o manteca de cerdo.
Tampoco es un plato que se pida en restaurantes. Yo personalmente conozco dos restaurantes que lo sirvan y ellos lo hacen para grupos de turistas que iban a ver sus espectáculos ecuestres. El lángos es lo que comería un obrero de construcción antes de empezar una jornada dura, o un campesino o un turista pateando una ciudad. De hecho el lángos se come más bien para desayunar: en toda Centroeuropa el desayuno es fuerte. Uno toma un lángos a las seis de la mañana, se hace una jornada dura de ocho horas y uno sigue saturado de comida. Así el lángos tradicionalmente es un plato de la madrugada.
El lángos se come en chiringuitos dedicados a este único plato y estos establecimientos minúsculos, generamente sin mesas para sentarse están en estaciones de trenes, mercados, terminales viejas de autobús o en caravanas transformadas en puestos móviles de lángos. Muchos de estos establecimientos están abiertos de 5 a 8-9 o las caravanas siguen el flujo de personas y vuelven a abrir de 9 a 11-12.
Aunque estás caravanas sean los antecedentes de la moda contemporánea de los foodtrucks, el lángos originalmente no había sido el plato de banqueros o de gente de oficinas. Primero el lángos está untado por una salsa hecha de ajo y de aceite y esta combinación nunca había sido popular en una oficina salvo quizás el consultorio van Helsing, enemigo nato de los vampiros. Segundo, el lángos tradicional tiene queso y un producto lácteo parecido al kefir encima que se llama tejföl. Y a veces tiene también ketchup. Esta combinación hace casi imposible de comerlo decentemente, sin manchas de aceite mezclado con ketchup. Pues, una traje Armani pocas veces se mezcla con aceite y ajo.
La revolución gastronómica ha alcanzado también el lángos. Más sano no ha llegado a ser, hay que tener una fantasía muy pervertida para decir que tanto aceite frito sea sano, pero por lo menos se ha creado una solución para el consumo del lángos que hace posible comerlo sin que uno parezca que haya sido criado por lobos. El lángos se dobla. Antes de doblarlo se llena con las combinaciones tradicionales: ajo, queso, tejföl, ketchup y ajo. Y ajo. O combinaciones modernas, como queso ahumado, jamón o algún plato de col. Este tipo de lángos es un paso enorme, ha dejado de ser un plato de la edad de piedra y ya se come con cuchillo y tenedor.
A pesar de estos cambios el lángos sigue siendo un plato de obreros, excursionistas y sería también ideal para turistas, pero normalmente el turismo tradicional no mueve por las mismas horas y sitios que los jornaleros. Los mejores y más baratos lángos se encuentran en estaciones ferroviarias venidas a menos o en centros intermodales o mercados. Esto puedes ser la “salvación” de los turistas que quieran probar el lángos: los mercados de Budapest ofrecen una posibilidad excelente para este tipo de aventura gastronómica, incluidas unos lavabos (de pago) limpios. Comer lángos es cuestión de gusto. A nosotros húngaros nos encanta comerlo con la salsa de ajo y queso. Sano no lo es, pero es bueno y a lo mejor nos protege de los vampiros.
sábado, 2 de julio de 2016
La estatuta clandestina de Dracula
El Castillo de Vajdahunyad de Budapest en el folklore urbano está relacionado con el condé Dracula. Por la noche docenas de turistas buscan entre las murallas del edificio a Dracula. Guías turísticos cuentan historias de horror sobre Dracula. Algunos al final mencionan que el conjunto tiene poco que ver con Dracula o con Vlad Tepes. Pero los guías y los turistas vienen y molestan a los enamorados escondidos en los rincones poco visibles del palacio. El edificio que servia también de ZOO humano en el siglo XIX sí que tiene una estatua con el "look" característico de un vampiro. Béla Lugosi era una actor de orígen húngaro que había emigrado a los Estados Unidos después del fracaso de la revolución comunista de Hungría de 1919. Lugosi jugaba el rol de Dracula en la primera película hecha del "vampiro" en 1931. Su acento fuerte húngaro y su juego han creado la figura del condé enigmático. Hasta hoy le consideran a uno de los mejores actores de Dracula. Lugosi actuaba en varias películas de horror y el papel del "malo extranjero" se ha quedado pegado a su personalidad. Lugosi hasta hoy goza mucha popularidad entre los aficionados de este género. Uno de ellos es Hartmuth Zech, un escultor y músico alemán. Zech creaba una estatua de piedra de Lugosi y con sus amigos la colocaba ilegalmente en un nicho vacío del castillo de Vajdahunyad de Budapest en 2003. Nadie se ha dado cuenta salvo algunos aficionados de Budapest y la estatua sigue en el nicho del castillo esperando la noche y las visitas de los expertos de la ciudad. (Más fotos sobre la estatua de Béla Lugosi en la página de Hartmuth Zach.)
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