László Almásy era uno de los últimos descubridores. Era piloto. Cartógrafo. Aristócrata. Aventurero. Militar. Bisexual. Escritor. Y él era el paciente inglés y ganó 9 Oscars.
László Almásy nació en el castillo de Borostyánkő en 1895. Naciendo en un castillo que se llame Borostyánkő (Peñón de Ámbar o de Hiedra, hoy en día Bernstein, Austria) uno tiene que tener una vida romántica.
Estudiaba en el castillo de sus padres, en la biblioteca que tenía miles de libros y se dedicaba a las aves migratorias. Fumaba desde que tenía diez años.15 años tenía cuando construía su primer avión sin motor con que cae a una cantera abandonada. Sus padres le enviaban a Graz para estudiar allí, pero le echaron después de haber atropellado al director del instituto.
Aprende a conducir aviones en 1911. Pilota el avión de Bleriot durante su visita en Hungría y en 1914 compra su primer avión. Meses más tarde compra uno más.
Estudia mecánica, ingeniería en Austria y en Inglaterra. Tenía 19 cuando ya habla como un nativo en inglés, alemán y francés.
Fue voluntario en la Primera Guerra Mundial y servía primero en la frente rusa. Él era uno de los primeros pilotos de guerra de la Monarquía. Después de la guerra trabaja para la fábrica de coches austríaca Steyr. Participa en los golpes de estado del rey húngaro (véase las historias futuras). Con el condé Esterházy viaja por primera vez a África, donde conducen un coche Steyr y recorren 3 mil km en el desierto. Después del viaje llega a ser representante de la fábrica en Egipto, mientras gana varias carreras de coches y una vez conduce de Madrid a Copenhaguen. También acompañaba cazadores al desierto. Aprovechó todas las posibilidades para volver a investigar los lugares lejanos de la Sahara. Él abre la primera escuela de pilotos en Egipto y uno de los aeropuertos pequeños de Cairo hasta hace poco estaba nombrado de él. Dirige varias expediciones a Nubia y Sudán. Tiene vida sexual intensa, casí se casa con una princesa de Noruega y hace el amor con principes egipcios. (Normalmente con uno a la vez, pero podían haber excepciones.)
Viaja con aristócratas ingleses, trabaja con americanos ricos y hace mapas del desierto para el servicio secreto alemán. Los mapas que hace tienen papel clave en la campaña de Rommel. Trabaja con cualquiera que financie sus viajes al desierto.
Los árabes le llaman el Padre de la Arena (que en húngaro tiene conotaciones divertidas, porque en el argot húngaro “de arena” significa hombre gay). Estudia la formación de las dunas del desierto, descubre petróglifos y pintura rupestre en el desierto. Estas son las imágenes de los nadadores del desierto de la película.
Almásy describe las pinturas rupestres en su libro la “Sahara Desconocida”. Son piezas de arte de diez mil años. La cueva está abierta para el público, no hay guardia, así desde que la película había salido el número de los visitantes aumentó notablemente. Turistas quitaban paneles enteros de roca, dibujaban grafitis y dejaban basura en las cuevas. El gobierno egipcio está planteando de salvarlas, pero de momento no tienen mucha idea de que hacer con ellas.
Almásy también encuentra la tribu de los magarab en una isla del Nilo. Ellos se consideran descendientes de guerreros húngaros que fueron tomados prisioneros por los turcos en el s. 16. Como eran pobres y nadie pagaba por rescatarlos, los establecían en Egipto, donde hasta hoy viven y tienen bigotes húngaros.
En la guerra sirve bajo Rommel. Él llevaba a los espías alemanes a Cairo a trevés del desierto en un camino de 5 mil km de largo, donde cuando se los acabó la gasolina, robaba provisiones de los ingleses que los perseguían. Por la madrugada se los acercó y chupó gasolina de uno de los coches y luego echaba azúcar al depósito para estropear el coche. Luego lo hizo con el segundo coche inglés.
Durante esta aventura siempre llevaba uniforme alemán.
Se enamoró de uno de los espías alemanes que era un soldado jóven que también era un bisexual y que le encantaba vivir la vida de los espías en Cairo: se estropeó su radio y vivía con dos prostitutas judías, hasta que las fuerzas pro-nazi egipcias enviaban un mecánico para arreglar el aparato. El mecánico fue el futuro presidente de egipto, Anvar Sadat que se enfadó ya que las prostitutas eran judías.
Almásy por sus servicios recibió dos Cruces de Hierro.
Cuando volvió a Hungría estaba en el ejercito de reserva. Entonces salvaba a varios judíos. A algunos los escondía en su casa, otros eran sus vecinos. Almásy vestido de su uniforme alemán con sus medallas puestas vigilaba la zona y cuando aparecían miembros del partido paramilitar nazi los echaba a patadas.
El gobierno comunista le detuvo y esutvo torturado varias veces, hasta que con la ayuda del rey de Egipto y de varios aristócratas ingleses podía salir de Hungría. Viajaba a Cairo, donde trabajaba de guía turístico. Llevaba gente al desierto y organizaba viajes en coche. Daba también clases de aviación.
Volaba varias veces a Paris. Una vez lo hizo con un avión sin motor remolcado de tras de su avión con que hizo el record de vuelos similares.
Murió en 1951 de una infección tropical en Austria a donde viajaba a reparar sus coches.
Después del éxito de la película le levantaban una estatua en el Museo de Geología en Érd. Sus libros que estaban en la lista de lecturas prohibidas otra vez han sido publicados.
Bibliografía
Varios libros de Almásy están accesibles on line en húngaro en el Archivo Electrónico Húngaro:
- Almásy László: Autóval Szudánban
- Almásy László: Az ismeretlen Szahara
- Almásy László: Levegőben..., homokon...
Su libro autobiográfico sobre la Campaña de África está traducido al inglés.
Más sobre László Almásy:
- Saul Kelly: The Lost Oasis: The True Story Behind The English Patient
- Kubassek János: Almásy László - Az angol beteg, Rubicon, 2008/4.
- Matthias Schulz: The Gay English Patient, Der Spiegel, 2010.02.04.
Photos y otros documentos:
- Documents related to the May 1942 Almásy Sortie from Jalo to Assiut
miércoles, 26 de diciembre de 2012
viernes, 21 de diciembre de 2012
Mezonfrida
Róza tenía un palacete con vista al único parque del centro de Budapest. Sus muebles los hacía y diseñaba la misma empresa que hacía los muebles del Parlamento, pero el Parlamento tenía que esperar que la manufactura termine primero los muebles de Róza. La enseñaba el conde Apponyi que representaba más tarde Hungría en las negociaciones de paz de 1919 y que tenía la barba más impresionante del Imperio. Entre sus amigos y clientes figuraban miembros de la crema y nata de la sociedad húngara, pero ella tenía también buena relación con algunos miembros de la familia real inglesa. Róza Pilisy era una de las mujeres más ricas del Budapest en los principios del siglo 20. Varios escritores húngaros escribían de ella.
Cuándo falleció en 1931 Dezső Kosztolányi y Gyula Krúdy escribían su necrólogo.
Ella tenía el burdel más caro y más elegante de Budapest.
Róza nació en un pueblo pequeño de la Gran Llanura húngara. Sus padres eran eslovacos. Ella se fue pronto a vivir a Budapest donde primero trabajaba de criada y luego fue una de la numerosas prostitutas de la ciudad.
En 1885 había un burdel por mil habitantes en Budapest (uno por quinientos varones) y una prostituta por 8 hombres. (De prostitutas masculinos no hay noticias.)
La revolución de 1848-48 no solamente creaba las bases de la transformación burguesa en Hungría y no solamente aprobó la ley electoral más liberal de Europa, sino también liberalizó la prostitución en el país. Los legisladores esto lo hacían por intereses patrióticos. Los soldados del glorioso ejército húngaro atraían a las prostitutas. Las prostitutas podían ser sifilíticas. Soldados sifilíticos luchaban peor o morían no luchando por la patria, así los legisladores liberalizaron la prostitución pero exigían control médica y cobraban impuestos de las chicas.
Los austríacos después de su victoria aceptaban estas leyes y el lugarteniente de Hungría opinaba que hombres satisfechos no hacen revolución (es un ejemplo temprano de la frase famosa make love, not war), así permitían todo tipo de prostitución en Budapest a condición de que las prostitutas estaban bajo control médica y pagaban por sus permisos de trabajo. La regulación de Budapest fueron extendidos a todo el Reino Húngaro.
El capitán general de la policía de Budapest personalmente revisaba todas las instancias (y ejercía de control de calidad en algunos casos). Él fue responsable por los burdeles. El sistema era extremamente corrupto. Lo era incluso para los criterios de la monarquía.
Los primeros burdeles los abrían en naves industriales y las habitaciones estaban separadas por tabiques de madera.
Róza fue la que introducía la idea del salón en los burdeles húngaros. El centro de su burdel era un salón elegante, donde los clientes podían charlar, tomar una copa, escuchar música, comer algo.
El salón ocupaba la mayoría de la primera planta del burdel. En burdeles menos lujosos eran menos elegantes.
Róza no tenía dinero para construir y amueblar su burdel cuyo edificio hasta hoy esta de pie. Ella nombró su burdel Maison Frida que los húngaros simplemente llamaron Mezonfrida. El sitio era tan popular que durante unas décadas en el argot de Budapest los burdeles más caros los llamaban “mezonfrida”.
Róza fundaba una sociedad limitada donde los accionistas podían cobrar en dinero o en servicios. Ella también ofrecía a sus mejores clientes postales con fotos eróticas.
Con la caída de la Monarquía desaparecía la libertad sexual y los burdeles cerraban sus salones y ofrecían solamente habitaciones. Mezonfrida fue transformado en un burdel de este tipo. Hoy en día funciona como residencia de actores jovenes.
Las fotos fueron hechas por D.
Ubicación:
Gubacsipuszta, Budapest, Hungary
martes, 11 de diciembre de 2012
Fuente de clítoris
A pesar de su color y temática llamativa hoy en día pocos notan la fuente extraña al lado de la entrada del banco en el Bulevar Erzsébet. La fuente es una de las pocas estatuas de clítoris. (Budapest tiene también una estatua dedicada al organo sexual femenino entero.)
Pocos reconocen qué representa la fuente que es uno de los pocos recuerdos de una época salvaje del Gran Bulevar.
Desde el siglo 19 el Gran Bulevar fue un vía de comercio vibrante en Budapest. Desde el Puente Margarita hasta el Puente Petőfi el Bulevar la primera planta de las casas estaba ocupada por comercios.
En la época del comunismo aquí se concentró el comercio pequeño privado. Los comercios mayores estaban ocupadas por las cadenas estatales, pero también aparecían tiendas de ropa privadas. Uno podía viajar en el tranvía 4 ó 6, andar unas cuantas paradas y hacer todas las compras necesarias.
La caída del comunismo trajo cambios radicales a algunas partes del Gran Bulevar. El comercio se concentró en los nuevos centros comerciales y no solamente cerraban las tiendas estatales sino también las privadas. La apertura político-económica iba paralela con una revolución sexual. Después de cuarenta años de represión todo tipo de comercio relativo al sexo tenía éxito. Hubo poca regulación a principios de los 90, así sex shops y peep shows se concentraban al Gran Bulevar. La mayoría de estos negocios aparecía en la zona de la Plaza Rákóczi que hace décadas era centro de prostitución (el comunismo prohibía los materiales sexuales pero no destruía enteramente el libido de los hombres y tampoco terminó con la prostitución, simplemente negaba su existencia).
Videotecas de películas para adultos, sex shops y peep shows eran un negocio excelente.
El dueño de uno de estos negocios en cooperación con la Compañía de Agua de Budapest constría esta fuente al lado de su tienda en 1994. Era el momento cuando la ciudad empezó a cambiar los conductos de agua que habían construido en la época de Francisco José. Las tuberías antiguas aguantaban pero las reparaciones de los sesenta empezaron a reventar.
La artista Eva Ambrus diseñó la fuente del clítoris para los clientes del peep show que salían o entraban teniendo sed.
La mayoría de las tiendas de objetos sexuales y peep shows cerraba a finales de los 90. (A lo mejor el capitalismo tenía efectos negativos al libido de los húngaros.) La fuente de clítoris quedaba y ahora decora la entrada de un banco y pasa desapercibido por la mayoría de la gente.
martes, 27 de noviembre de 2012
La mayor carta de amor del mundo
Los alpinistas industriales lentamente preparaban su equipo.
Los húngaros alrededor de Deák no esperaban mucho.
- Una obra más - y a lo mejor añadían alguna frase despectiva más sobre el alcalde. Siempre el alcalde tiene la culpa.
Los alpinistas profesionalmente colgában el anuncio sobre la casa Madách que marca el inicio de una avenida peatonal planteada hace casi cien años, prometida en múltiples elecciones y hasta entonces nunca construida. Como en los 90 una torre de oficinas enmascarado de nave especial primitiva aterrizó en medio de la futura avenida, esto ya solo podría ser construida como callejuela peatonal.
El mensaje cubria la fachada entera del bloque de norte de la casa Madách que es el mayor edificio con viviendas del centro de Budapest.
Ya se podía leer el texto. No parecía a ningún anuncio. Era una carta de amor pidiendo el perdón de una tal Gika.
El chico hizo algo, algo malo y lo arrepentía. "PERDÓNAME" gritaba el anuncio.
Periodistas, telediarios y revistas en línea comentaban la carta. Se preguntaba expertos y la opinión de los expertos y periodistas coincidía que esto es parte de una campaña de markating guerrilla. Luego añadían que se aclarará todo cuando terminen el segundo anuncio.
Los obreros trepaban sobre la fachada de sur y comenzaron a montar el anuncio siguiente.
Este mensaje se lo podía considerar más enigmática. "Gika, quisiera mostrarte Bosnia que es igual de bonita que tú. Quieres casarte conmigo?"
Los expertos se reunían y empezaron a analizar el anuncio. Varios de ellos estaban convencidos que era una publicidad de Bosnia. Otros esperaban los nuevos anuncios. Marketing profesionales calculaban el coste de los anuncios en 20 mil Euros y descartaban la posibilidad que esto fuese una carta de amor real. Mad Man tampoco era un romántico. Otros investigaban a los alpinistas que resultaban ser polacos.
Revistas femeninas optaban por la solución romántica y encontraron al autor de la carta, a un chico polaco. El chico así quiso reconquistar a su novia. El rompió con Gika y se arrepentía. Tardó seis meses en organizar la sorpresa, obtener los permisos necesarios y preparar el material
Varias húngaras querían conseguir el número de teléfono del chico y consolarle pero el solo estaba interesado en la chica. El llegó a Budapest con un anillo de diamantes en el bolsillo.
Y Gika?
Ella simplemente decía "qué idea más simpática, pero NO".
lunes, 19 de noviembre de 2012
Zoo Humano en Budapest
250 africanos llegaron a Budapest para "celebrar" el Milenio de Hungría en 1896 en la Exposición Universal organizada en el Parque Municipal, al lado de la Plaza de los Héroes.
Parques zoológicos humanos estaban de moda en el mundo desarrollado. Cada exposición universal tenía su propio zoo formado por africanos.
Los belgas tenían un zoo humano permanente en Tervuren, en las afueras de Bruselas. Los pigmeos tenían que vivir su vida tradicional en los lagos y canales del palacio real. Como los prohibían poner ropa moderna y el clima de Bélgica era distinto que el del ecuador, después de cada invierno era necesario importar más habitantes "voluntarios" al pueblo.
En Paris el zoo humano tenía más de un millón de visitantes al año. Allí los africanos llevaban hojas de higuera estratégicamente puestas. En Paris no solamente exhibian africanos sino también gente de la Tierra de Fuego. Chicago y Madrid también tenía su zoo humano. El de Madrid lo organizaban en el Retiro y exponían aborígenes de las Filipinas de la isla de Luzón.
En algunos de estos zoo-s humanos los africanos vivían en el mismo parque zoológico y a veces junto con los de más primates.
La situación del zoo humano de Budapest era similar: los africanos pertenecían al parque zoológico de la ciudad pero no vivían dentro del zoo sino a orillas del lago, al lado del castillo de Vajdahunyad.
Los africanos venían de Costa de Oro (actual Ghana). Un ex-militar francés organizó el pueblo africano. Él después de haber retirado del servicio se dedicaba a organizar exposiciones similares. Él contrató también a los africanos entre otros sitios de París y Chicago. Otras ciudades obtenían a sus africanos de Carl Hagenbeck que era un comerciante de animales alemán que incluía hasta lapones en su inventario exótico.
Los africanos construían un pueblo entero de materiales de su tierra natal. Cada uno de ellos practicaba algún oficio. Había herreros que hacían puntas de lanza, otros hacían cestas, había unos cuantos que cocinaban. Tenían un arroyo que corría por el pueblo. Los africanos se lavaban en el pueblo y andaban prácticamente desnudos. Su cuerpo negro lo admiraba la gente de Budapest que pagaban medio forinto (aproximadamente 3 Euros) de entrada para verlos.
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El pueblo estaba dirigido por el jefe de la tribu. El colaboraba con un concejo de cinco miembros. Tres de los miembros los delegaba el Parque Zoológico de Budapest, otro era el jefe y el quinto era el empresario francés.
El jefe, llamado “Betcsi” era amigo y socio del frances. Él convencía a los de más 250 africanos de venir a Hungría y él organizaba también el resto de los viajes. Cada miembro de la tribu cobraba por la aventura pero el jefe también cobraba comisión del beneficio. La idea del zoo humano hoy en día parece terrible. En aquel entonces era algo normal y los africanos de Betcsi particibaban felizmente en zoo.
Betcsi era un hombre extraordinario. Él vivía en la Costa de Oro al lado de una fortaleza danesa abandonada. Se dedicaba al comercio y organizar el zoo humano le parecía una idea excelente.
Frente a los pigmeos que llevaban a fuerza a Bélgica, la gente de Batcsi eran voluntarios de verdad, eran gente, familias que no tenían nada de perder. El francés y Betcsi descubrían que lo blancos buscaban lo “auténtico” y “típico” y también comprendían que los blancos no querían ver la realidad sino la realidad que imaginaban ellos.
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La tribu del zoo humano no era una tribu. Eran gente de muchas tribus, eran refugiados de diferentes tribus de diferentes zonas africanas que huían a la Costa de Oro y aprovechaban la posibilidad de ganar algo de dinero antes de volver a África y establecerse en otra punta del continente.
Fotos: Fotos históricas: Vasárnapi újság (1896) no. 35, pp. 575-576.
Más sobre los ZOO-s Humanos: Nicolas Bancel, Pascal Blanchard y Sandrine Lemaire: Ces zoos humains de la République coloniale, Le Monde Diplomatique (2000)
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